domingo, 4 de abril de 2010

Actividad N°1

¿Crisis de autoridad en las aulas?

Por Eugenia Jiménez Gallego
Psicóloga orientadora de Secundaria
Fuente: Diario de Sevilla 09/05/2006

Se habla mucho de los problemas de disciplina en los Institutos, y de la falta de respeto a los profesores. Pero ¿se trata realmente de un problema específico de las aulas?
Probablemente no, y eso es lo que lo convertiría en un problema especialmente difícil de resolver, pero también de interés general: el que se trate de una cuestión cultural.
Porque en nuestro mundo occidental actual, las tradicionales figuras de autoridad no reciben automáticamente respeto por el hecho de serlo. Ni los docentes, ni los padres, ni la policía o los gobernantes.
Necesitan poder sancionador o ganar autoridad moral para conseguirlo. Es por ello que los mismos adultos que nos quejamos de falta de respeto cuestionamos a nuestras propias autoridades (como miembros también de esa misma cultura) incluso delante de nuestros jóvenes.

Por otro lado, desde los medios de comunicación se trasmite no el valor de la obediencia, sino el de la rebeldía; no el del esfuerzo, sino el del placer inmediato; n o la veneración por la madurez y la sabiduría, sino por la apariencia juvenil y el riesgo.

Además, este cambio cultural internacional, se vio reforzado en nuestro país por nuestra particular historia. Así, en los 80, muchos profesores de instituto, animados por el espíritu de la Transición, derribaron dos clásicos símbolos de autoridad: las tarimas y el tratamiento de “usted”, para terminar siendo de marcha con sus alumnos. Y aún hoy muchos padres, imbuidos de ese espíritu antidictatorial, y de teorías psicológicas ya desfasadas, no les marcan normas claras a sus hijos para intentar convertirse en sus amigos, por lo que éstos terminan técnicamente huérfanos , sin límites. Sin olvidar que algunas normas de conducta que un profesorado de clases media- alta considera elementales (como no responder agresivamente aunque te molesten) no lo son en absoluto para otras clases sociales.

Por lo tanto ¿será aun posible recuperar el citado respeto a la autoridad del profesor? Probablemente no un respeto incondicional, no por decreto, si se trata de una cuestión cultural. Y en cuanto a los que reclaman mayor disciplina sin más. Sin realizar otros análisis, podríamos preguntarles ¿a qué se refiere realmente? ¿A recuperar los golpes de regla? ¿A expulsar definitivamente de los centros a los alumnos que molestan? ¿Para llevarlos a dónde? No parece que existan soluciones fáciles, pero tampoco podemos renunciar a conseguir que los alumnos sigan las indicaciones del profesor sin cuestionar cada una de ellas, sin que tengamos que luchar a diario con provocaciones y alborotos que no permiten dar clase. Deberíamos reflexionar entonces sobre las estrategias que aplican los profesores que han conseguido recuperar una autoridad si no absoluta, si suficiente, y cómo apoyarlos desde las instituciones.

Pues bien, parece que les va mejor a los que optan por dedicar tiempo a ganarse cada año esa autoridad, en lugar de reclamar solamente que algún superior se lo resuelva. Son docentes que saben transmitir su materia, que imponen pocas normas, pero claras, y que no dan confianza desde el principio porque no necesitan demostrar que son modernos. Utilizan sanciones que los chicos entienden como consecuencia de su conducta (quedarse más tiempo en clase, repara lo roto…) y reprenden en privado más que en público, porque enseñan a respetar respetando ellos primero. También se interesan por todos los alumnos (independientemente de su rendimiento) y jamás entran al trapo cuando les provocan: responden con firmeza pero con calma.

Por su parte, cada vez más centros implican a sus alumnos en la elaboración de normas o en programas de mediación de conflictos, y se esfuerzan por responder a la diversidad de intereses y capacidades de sus estudiantes, para evitar que transformen su aburrimiento o fracaso en indisciplina. Incluso has Institutos que han reimplantado el uso de “usted” (que muchos maestros de Primaria nunca han abandonado) para ayudar a diferenciar un profesor de un colega a estos adolescentes de cultura televisiva donde esos límites están tan difusos. ¿Es imprescindible ese símbolo? Seguramente no. Pero lo utilizan como un instrumento más en esta tarea.

¿Y todo lo ha de resolver siempre el esfuerzo del profesor? ¿No tiene la Administración que asumir su parte en este tema? Por supuesto: debemos exigir formación para el profesorado, campañas para informar a los menores de que no sólo tienen derechos, responsabilidades para los padres que deban firmar al matricular al hijo, y sobre todo, cambios en la programación televisiva para que existan otros modelos de comportamiento, o todo lo anterior será insuficiente.

Poder cuestionar a nuestros superiores y relativizar las normas fueron conquistas de la democracia. Pero hacer frente a sus consecuencias requiere que los gobernantes dediquen más atención y recursos. Y a todos los que participamos en la educación de los jóvenes nos exige estrategia, esfuerzo y mucha paciencia.

Consigna de tarea.

1- Reflexione en torno a lo expresado por los autores en el artículo
“Crisis de autoridad en las aulas”.
2- ¿Qué relaciones puede establecer entre lo que se menciona en el material
indicado y la construcción de su rol docente?

lunes, 29 de marzo de 2010

2010.. Pasion del mundial

ENSEÑARAS A VOLAR

Enseñarás a volar...
Pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar...pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir...pero no vivirán tu vida.
Enseñarás a cantar...pero no cantarán tu canción.
Enseñarás a pensar...pero no pensarán como tú.
Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen,vivan, canten y piensen...¡
Estará en ellos la semilladel camino enseñado y aprendido!

Madre Teresa De Calcuta